Para los países de bajos recursos, es común encontrar niveles elevados de migración en busca de mejores condiciones de vida y esto se respalda por medio del flujo de remesas, un sustento esencial para las familias de los migrantes que se encuentran radicando en el país de origen.

Hoy en día, las remesas son un pilar para el desarrollo, superando en tres veces a la asistencia oficial para el desarrollo, excluyendo a China, son más de un 50% superiores a la inversión extranjera directa. La asistencia oficial al desarrollo son aquellos fondos financieros que los países en desarrollo reciben a fin de impulsar su crecimiento y el bienestar económico que provienen de organismos internacionales.

En 2021 se prevé que los flujos de remesas a los países de ingresos bajos y medios alcancen 589 mil millones de dólares, con un aumento sólido del 7,3% desde el 2018. La recuperación después de la caída del 2020, donde existió una leve disminución del 1,7% por los bloqueos en frontera y la imposibilidad de transitar.

A nivel mundial, ha existido una mejora sustancial en las remesas y su crecimiento. En América Latina y el Caribe el crecimiento ha sido de 21,6% con respecto al 2020. En otras regiones el crecimiento se ha situado entre el 5% y 10% en Europa, Asia central, Oriente Medio y Norte de África, Asia meridional, y África al sur del Sahara. En un ritmo menos acelerado en Asia Oriental y el Pacífico (sin contar a China) un crecimiento de tan solo el 1,4%.

Los principales receptores de remesas en dólares corrientes de Estados Unidos, uno de los destinos favoritos de los migrantes, fueron India, China, México, Filipinas y la República Árabe de Egipto.

Algunos factores contribuyentes al sólido crecimiento de las remesas son los migrantes y su determinación para dar mejores condiciones de vida a sus familias, a esto se suma la recuperación económica en Europa y Estados Unidos, que estuvo respaldada por estímulos fiscales y la promoción del empleo (las visas que ofreció EEUU a una lista determinada de  países).

A pesar de que las remesas sean un beneficio para ambos países, se tiene un costo de enviar el dinero y este se mantuvo alto, un 6,4% en promedio. En países que requieren más ingresos extras que se sitúan en la región de África del sur del Sahara es mucho más alto, un 8%. Esto también se explica cuando las remesas son enviadas por bancos en vez de canales digitales u operadores de transferencia de dinero que ofrecen servicios directos.

Según el Banco Mundial se proyecta que las remesas seguirán creciendo en 2022, pero puede que sean inferiores a lo previsto. Los programas de estímulos fiscales evidentemente no pueden seguir en vigencia durante más tiempo. Un mayor crecimiento de las transferencias por canales digitales se ve obstaculizado por la falta de seguridad cibernética, la falta de verificación de la identidad del cliente de manera electrónica. Esto genera desconfianza en que un migrante pase de hacer una transferencia bancaria regular a una por plataformas en línea.

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